martes, 24 de mayo de 2011

Soléame

Puede que vivas en una ciudad donde conviven 4 millones de personas. Puede que estés en un país con más de 40 millones de habitantes. Puede que el mundo esté lleno de almas interactuando entre sí. Y, aún así, puede que te sientas encerrada en una cápsula de la que no puedes escapar: tu soledad.

Puede que consigas distraerte con pequeñas cosas. Puede que consigas que las horas resbalen entre tus dedos. Puede que, en pequeños instantes, consigas no ver lo que no hay a tu alrededor. Pero cuando abres los ojos... cuando te miras en el espejo recién salida de la ducha... cuando en una imagen no hay nada más que ver que el discurrir del agua por tu pelo y la tristeza que alberga tu mirada... no te queda más remedio que reconocerlo.

Finalmente lo has conseguido. Ya eres una de esas personas acostumbradas a vivir consigo mismas. Ya no tienes a nadie. Ya has conseguido que al estirar la mano no haya otra fuerza tirando por ti.

Situaciones en las que te encuentras en las que no te gustaría quedarte durante mucho tiempo... aunque sepas que se pueden contar por años. Situaciones que se suceden que ya te conoces y que prefieres abortar. Situaciones que vienen y se quedan... Situaciones que un día al pensar en ellas, te das cuenta de que han desaparecido. Situaciones, al fin y al cabo, que se convierten en un estado de vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario